viernes, 26 de octubre de 2012

No, nada .


Y aca estamos , en esta casa que no es la nuestra pero el tiempo que pasamos en ella a veces nos muestra lo contrario . En esta cocina donde nos refugiamos a hervir agua cada vez que peleamos , y su cuarto se vuelve diminuto . Nos ponemos a preparar el mate sabiendo que a los pocos minutos va a aparecer intentando actuar como si nada . Como si no se hubiera dado cuenta de lo mismo que nosotros nos venimos notando hace tiempo .
Finalmente , despues de mucho tiempo perdemos el miedo y logramos decirle la frase mas temida por toda la humanidad . La frase que logra hacernos ver todas las cagadas que nos mandamos desde el día en que nacimos: “tenemos que hablar” .
 La otra persona sabe que lo que se viene no va a ser bueno y chupa del mate hasta hacer ruidito . Su cara se vuelve una mezcla de miedo e incertidumbre . No tiene la menor idea sobre qué queremos hablar , pero sabe que no va a tener la razón: cuando alguien propone charlar sobre algo de esa manera , es porque ya esta muy seguro sobre lo que tiene para decir .
 Hasta el momento nunca habiamos tenido que hablar, simplemente hablabamos porque pasaba , porque lo disfrutabamos . El tener que hacerlo implica la obligacion de tratar un tema que ya nos resulta imposible seguir ignorando .
 Esta charla ya la ensayamos en nuestra cabeza montones de veces... Por que? Simple: porque no es facil. Cada vez que estuvimos en frente suyo todo lo analizado perdia su peso . Nos pusimos a pensar “es tan importante decirle todo esto que me molesta?” . Sí , era importante , pero sin querer , volvimos a dejar de pensar en nosotros , como de costumbre. Volvimos a justificar cada actitud de mierda. Nos convencimos de que en nuestra historia de amor nos vinieron a rescatar para llevarnos a vivir felices por siempre cuando en realidad nos encerraron dentro de un castillo de mentiras . Un castillo construido por nosotros mismos . Es por eso que ensayamos .

Caminamos de una punta a la otra con el termo abajo del brazo , mientras esperamos que las palabras comiencen a salir . Repasamos el libreto en nuestra cabeza y nos proponemos por dentro que esta vez no podemos dejar que termine en lo mismo de siempre . En aquel  “perdón , fue sin querer , no lo hago mas” .
 Dice que si vamos a hablar , que hablemos bien y pone esa carita de “yo no fui” que nos hace replantearnos todo . Vale la pena semejante momento de mierda cuando ya sabemos el desenlace? Cuando sabemos que nada va a cambiar? Cuando sabemos que nosotros vamos a volver a permitir que nada cambie?
 Estamos dudando , pero tratamos de mantener una actitud neutra mientras intentamos callar las voces en nuestra cabeza .  Somos como los protagonistas de la canción “How to save a life” de The Fray , salvo por la parte en la que comienzan a gritarse . Sabemos que no podemos levantar la voz . Somos incapaces de hacer algo para que se sienta mal , como esos padres que son controlados por sus hijos . Lo nuestro es un vinculo enfermo , de otra manera no se puede explicar que nos cueste tanto hacer enfrentar al otro con sus errores . Convertimos su error en nuestro error . Nos hacemos cargo de crimenes que no cometimos y aceptamos la condena: una vida llena de falsos “estamos muy bien juntos” .
Tenemos el guion ensayado, el público frente a nosotros y la escena inmaculadamente montada para que la crítica nos aplauda de pie.
 Pero entonces , el panico escénico nos invade una vez mas y no nos queda otra que dar de baja el espectáculo antes de su estreno con nuestro guion más gastado: “no, dejá, no pasa nada” . La otra persona , atónita y sin poder creer que otra vez pudo esquivar a la justicia , nos pregunta si estamos seguros fingiendo una consideración que hasta el momento nunca tuvo . Pero nosotros , a pesar de darnos cuenta , de todas maneras le contestamos “Tranqui, estoy segura. Ya fue. Voy a cambiar la yerba” .

No hay comentarios:

Publicar un comentario